LAS COMUNIDADES DE MI ABANICO CONFESIONAL
COMUNIDADES CRISTIANAS:
Católicos Maronitas
Greco Ortodoxos
Greco Melkitas Católicos
Armenios Ortodoxos
Armenios Católicos
Siríacos Ortodoxos
Siríacos Católicos
Nestorianos (Asirios)
Caldeos
Católicos Latinos
Evangélicos
Coptos
COMUNIDADES MUSULMANAS:
Chiitas
Sunitas
Alauitas
Ismaelitas
La Comunidad Druza
OTRAS COMUNIDADES:
Judíos
Ateos
EL CRISTIANISMO:
Los católicos de la Iglesia Maronita
Los maronitas son católicos orientales que deben su apelativo a un monje llamado Marón, hombre santo y rígido defensor de la fe católica en oriente, monje modelo cuyo ejemplo siguieron numerosos discípulos, un apóstol que la provincia erigió para dar solidez a quienes vacilaban de su fe y para organizar el núcleo principal maronita que sería baluarte de la lucha en favor de sus creencias y para que triunfara la verdad sobre la mentira y la libertad contra la opresión.
Marón vivió en el Siglo IV en las cercanías de Antioquia donde trabó relaciones de amistad con grandes figuras como San Basilio, San Juan Crisóstomo y otros ilustres doctores de la iglesia. De joven, siguiendo las enseñanzas del Divino Maestro, abandonó familia y bienes, para ir a buscar la paz del Señor en lo alto de la montaña, dedicándose a la oración, a la vida contemplativa y al trabajo, Dios le dio el don de los milagros, sanando enfermedades del cuerpo y espíritu y sus prodigios llegaron a proyectarse en otros países.
Muchos jóvenes seguían su ejemplo, imitaron sus virtudes, escuchaban sus enseñanzas y adoptaban su espiritualidad. Los llamados discípulos de Marón, y después de su muerte, ocurrida en 410 dC, llegaría a ser Santo de la Iglesia Católica; crecieron y formaron el Convento de San Marón que dio cobijo a numerosos frailes dedicados a luchar contra los errores doctrinales de su época.
A quienes en el patriarcado de Antioquia siguieron la orientación religiosa de San Marón y a sus discípulos, se les aplicó el nombre de Maronitas. En el Siglo VII, se fueron trasladando hacia los montes y valles de Líbano, tierra en la que formaron esta rama de la Iglesia católica bajo el liderazgo de otro monje llamado Juan Marón, discípulo del santo, que fue reconocido por el entonces Sumo Pontífice como el primer patriarca maronita de Antioquia y de todo el Oriente, quien fuera posteriormente canonizado, hasta hoy, los maronitas tienen un patriarca que lleva junto a su nombre el de Pedro, el apóstol de Cristo, primer obispo de Antioquia y más tarde, primer obispo de Roma, vicario de Cristo y Papa de la Iglesia Universal. Hoy, el patriarca es el Cardenal Bechara Boutros Rahi elegido por los obispos maronitas el 15 de marzo de marzo de 2011, sucedió a Mar Narsrallah Boutros Sfeir, al cual le fue aceptada la renuncia a los 90 años de edad, por Su Santidad Benedicto XVI el 26 de febrero de 2011. El lema del nuevo patriarca es comunión y caridad. Al tomar posesión subrayó: el Líbano debe superar su crisis y llegar a ser consistente de que encarna un mensaje fundamental, como afirmó al gran Papa Juan Pablo II, que nos recordó que El Líbano es un modelo y un mensaje para Occidente, una misión que llevamos en nuestras oraciones en Una época en que Oriente atraviesa momentos difíciles y peligrosos.
Debe quedar claro que los maronitas no son una secta ni una religión misteriosa, ni tampoco una iglesia disidente, sino una sólida comunidad católica de origen históricamente definido, una iglesia particular que reconoce plenamente al Vaticano, con un destino providencial en la trayectoria de sus fieles y en la mística de sus santos.
SANTOS DE LA IGLESIA MARONITA:
La santidad de monje Marón, reflejada en la vida de sus seguidores, forjó un misticismo profundo que marcó a la comunidad maronita en su historia, a veces trágica, y que dio origen a otros santos cuyas virtudes enriquecieron el tesoro espiritual de la Iglesia.
Aparte de los numerosos fieles ignorados, que lucharon siglos para preservar su lealtad al Evangelio y a Roma, más los miles de mártires sacrificados al testimoniar su fe, la Iglesia maronita honra a muchos santos reconocidos, beatificados o canonizados por la Iglesia, cuya memoria forma un tesoro espiritual invalorable:
San Marón: Fundador y Patrono de los maronitas, un cenobita del Siglo IV, cuya fiesta es el 9 de febrero.
Los 350 mártires: En el año 517, los monofisitas que no aceptaron la fe católica definida en el Concilio Ecuménico de Calcedonia (año 451), mataron a 350 miembros del Convento de San Marón, llamados mártires, discípulos de San Marón. El Papa Hermes IV reconoció su martirio y su sacrificio se recuerda el 31 de julio.
Los santos Liminaus, Santiago y las Santas Marina, Dominica y Cora: todos discípulos de San Marón. Su fiesta se celebra el 17 de julio.
SAN JUAN MARÓN, monje del Convento de San Marón, obispo de Batroun y Monte Líbano entronizado en el año 685 como primer Patriarca maronita y sexagésimo sucesor de San Pedro en Antioquia, 2 de marzo.
LOS MÁRTIRES MASABKI: Francisco, Abdel Moti y Rafael Masabki, tres hermanos llamados mártires de Damasco, martirizados con 10 frailes franciscanos en el templo de San Francisco en Damasco, el 10 de julio de 1864 a raíz de la masacre de cristianos libaneses en 1860. Se les recuerda el domingo siguiente al 10 de julio.
San Charbel Makhlouf ermitaño cuyos milagros admiraron al mundo fue canonizado el 9 de octubre de 1977 por Paulo VI. Su fiesta es el tercer domingo de julio aunque en México celebramos su nacimiento el domingo más cercano al 8 de mayo. En 1998 se celebró el primer centenario de su muerte, acaecida el 24 de diciembre de 1998.
Santa Rafka: monja de la orden libanesa maronita, beatificada por el Papa Juan Pablo II el 17 de mayo de 1985. Fue canonizada el 10 de junio de 2001. Su fiesta se celebra el 23 de marzo.
San Nimatullah al Hardini: monje libanés maronita, maestro espiritual y profesor de teología de San Charbel. Falleció el año de 1858, a los 50 años. Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II el 10 de mayo de 1998 y canonizado el 10 de mayo de 2004. Su fiesta se celebra el 14 de diciembre.
La Orden Libanesa Maronita.
Es importante constatar que los maronitas de México, deben su solidez espiritual, la conservación del rito siriaco, antioqueño y la fortaleza de su comunidad, a la Orden Libanesa Maronita, congregación de monjes libaneses, que durante más de un siglo ha mostrado gran celo en su labor pastoral y una absoluta comunión con las labores de los maronitas mexicanos.
La historia de la orden se remonta a 1695, cuando tres jóvenes oriundos de Alepo, se reunieron para dar un giro a la vida monástica de Líbano, fundando una nueva orden religiosa. Le dio el hábito monacal el Patriarca Stefan Dowaihi (la toma del hábito incluía votos de pobreza, castidad y obediencia, así como la consagración a Dios).
La congregación fue llamada Orden Alepina Maronita, pero en 1706 cambió a Orden Libanesa Maronita, teniendo tres finalidades básicas:
1.- Volver a las fuentes originales, a los santos padres como Basilio el Grande, el venerable Juan Climaco y Efrén el Sirio, seguidores de los ideales de ascetismo y vida contemplativa de San Antonio el Grande.
2.- Conservar la pureza en la vida de los conventos del Líbano, hasta entonces independientes los unos de los otros.
3.- Dar al instituto religioso una organización a la manera del monacato occidental, centralizada y en base a una jerarquía compuesta por un superior general y cuatro consejeros.
El ideal de la OLM, fue la vida contemplativa de los ermitaños; la vida activa solo sería un peldaño. Se dieron a la tarea de relatar sus normas, fueron aprobadas por le patriarca Douwaihi, el 18 de junio de 1700. La jerarquía maronita del Líbano reconocía a la orden, confirmando esto el 23 de noviembre de 1725, por el Patriarca Jack Awad. La orden se extendió por todo Líbano y muchos conventos tomaron sus constituciones.
Varios miembros de la orden se dirigieron a Roma mediante una carta fechada el 15 de septiembre de 1726 para solicitar la aprobación de sus reglas y constituciones, al entonces Pontífice Benedicto XIII. En Roma, abogó de manera decisiva Mons. José Simón Al Semaan y, en mayo de 1727, el superior general de la orden, R.P. Alejandro Iskandar, viajó a la ciudad eterna para obtener la aprobación del Papa sin demora.
El 31 de marzo de 1732, el Papa Clemente XII dio la aprobación definitiva a la Orden Libanesa Maronita se convirtió en Instituto de Derecho Pontificio (lo había sido de hecho patriarcal). La orden, en el año de 1939 contaba con12 monasterios 210 monjes y una casa en Chipre. Para 1770, la orden se dividió en dos. La Orden Alepina Maronita y la Orden Libanesa Maronita. La vida de esta orden ha sido de lucha, de labor pastoral ha dado tantos santos a la iglesia de la jerarquía de San Charbel venerado en todo el mundo; Rafka Rayes es ejemplo de santidad en medio del sufrimiento y el amado Nimatulah Al Hardini. La OLM, a los largo de su historia ha tenido innumerables ermitaños, hombres santos que han dedicado su vida al rezo y a la contemplación. (CONTINUARÁ).