LA RELIGIÓN FENICIA
ANTONIO TRABULSE KAIM (+)
La religión fenicia es de raíz cananea. En Ugarit se hallaron tablillas relativas a los fenicios, que fortalecieron la hipótesis de que este pueblo practicaba un culto basado en la religión cananea que adoraba a las mitilus, piedras sagradas en las cuales creían que residía Dios y que era, guijarros negruzcos muy sólidos que, en ocasiones, eran aerolitos. Adoraron árboles o columnas cónicas. Ugarit fue una ciudad ubicada en la parte septentrional de la actual Siria, y tuvo su máximo esplendor a fines de la edad de bronce. Umbral en la historia se halla alrededor de 6500 a. C. y hay pruebas de su máximo esplendor en la etapa de 1450 a. C. hasta el 1180 a. C. Durante su expansión marítima brillaron sus elementos religiosos y de cultos cercanos como los faraónicos y los griegos, sobresaliendo el espíritu fenicio. En sus colonias honraban a los mismos dioses, a veces con otros nombres pero con los ritos originales. Debían dilucidar el significado de cada estación que, en forma periódica y exacta, proporcionaban la siembra y la cosecha debido a sus raíces agrícolas, que obligatoriamente cambiaron por el mar.
Según las revelaciones de Ugarit, la necrópolis de sus deidades, se organizó la religión alrededor de una triada en la que “Él, dios de dioses, y origen de los demás, tutelaba a las divinidades menores. La diosa mayor era Aherath o Ashtoreth; su conyugue y hijo de ambos fue Baal, cuyo nombre fenicio significa Señor y que fue la raíz de otros nombres fenicios, caldeos y hebreos como Jezabel, Baalbek, Aníbal y Asdrubal. Cada año Baal moría como símbolo de la recolección de la cosecha, pero florecía y volvía en la primavera y era seña de que venía otra cosecha.
Baal era el dios de la tempestad, de la lluvia y de las montañas, con Baalat o Baalit, la señora. Ambos procrearon a Aliyan y con Baal combatió a Mot, deidad de la sequía suceso que quedaba con exacta periodicidad, el joven dios falleció, pero Anat, conyugue y hermana de Alliyan recuperó su cuerpo y lo llevó a los altos de Safón para enterrarlo. Busco a Mot lo mató. Al resucitar Alliyan, la tierra fértil se perpetuó sobre la aridez.
Estos nombres eran de panteón fenicio y correspondían a Biblos. En Sidón fueron Baal y Astarté, en Tiro, Melkart y Astarté y en Cartago, Melkart y Tanit, para ser, después, Baal Hammón y Tanit. Había otras divinidades con tareas exactas, Echmoun, dios sanador de Sidón, Dagón, benefactor del trigo y del cereal, Reshef protector contra calamidades. El clero era poderoso pues la relación era algo vital. Había un sacerdote en cada templo con dominio de lo material y en los asuntos públicos.
Baal, en Tiro, fue llamado Baal – Melkart y en él veían un poderoso guerrero y audaz marino que llegaba el oeste hasta Marruecos, cuyas montañas dominantes del estrecho Gibraltar fue conocida como la columna de Melkart y como los griegos confundían a Melkart con Hércules, las llamaron columnas de Hércules o Heracles. Melkart tuvo en Tiro un vetusto templo en el cual se guardaba una esmeralda brillante considerada como la morada de dios. Hubo templos de Melkart en las ciudades tirias.
El Baal de Cartago fue llamado Moloch, el rey, y era representado por un coloso de bronce. El Baal de Biblos era Adonis y su templo fue edificado en lo alto de las montañas más un santuario en Afka, donde el río Adonis emergía de las montañas. En la primavera y el otoño llegaban a este lugar para actos de adoración. Hay historiadores que señalan a los fenicios como practicantes de sacrificios humanos, los cual se afirma también en el Antiguo Testamento. En un cementerio cartaginés fueron encontradas vasijas de arcilla conteniendo osamenta infantil junto a otra con restos de cabritos y corderos.
Las ciudades fenicias del segundo milenio a.C., formaron una estructura comercial para compensar sus escasos recursos naturales frente a los vastos que tenían sus vecinos. Contaban con flotas comerciales y otras armadas para cuidar a los barcos mercantes. Eran naves estilizadas, veloces de gran técnica dotadas de un espolón de proa que actuaban como ariete para abrir grandes vías de agua y hundir a los navíos que se mostraban hostiles.
El apogeo fenicio, admirado y también envidiado por otros pueblos del Mediterráneo, inició con el múrice y su tinte. Las telas teñidas con el tinte púrpura eran artículos de lujo que solo una persona rica podía costear. Su mercadeo y el de las maderas de cedro, les ganaron fortunas que fueron invertidas en fletar cargueros para iniciar su expansión y fundar colonias y factorías, sirviendo de puente entre las civilizaciones de Oriente y Occidente a lo largo del Mediterráneo. Su marina se proveyó de metales útiles como el estaño, el cobre y el oro en sitios lejanos; para venderlos en las cortes faraónicas, en Nínive y en Babilonia. En las colonias fenicias del sur de España se hallaron minas de plata; una de las fuentes de la riqueza fenicia. Diodoro Sículo, historiador griego nacido en el Siglo 1 a. C., originario de la actual Agira en la provincia romana de Sicilia, anotó: los fenicios se allegaron gran riqueza con el comercio de la plata. Gracias a ese comercio que realizaron por mucho tiempo, crecieron hasta poder fundar colonias en Sicilia e islas cercanas, África y Cerdeña e Iberia.
Comerciaban productos como el incienso y la mirra que conseguían en las tierras de Arabia, piedras preciosas, especias y marfil de la India, la maravillosa seda en China y los caballos del Cáucaso. Utilizaron la moneda hasta el 400 a. C., en Sidón por influjo Persa, acuñaron monedas en algunas de las cuales se veía la cabeza del monarca persa, debido a los fuertes lazos entre este poderoso reino y Sidón.