CADMO PREFACIO

DR. ULISES CASSAB

PREFACIO

En los años recientes, ha tenido lugar un notable resurgimiento en el interés por las civilizaciones antiguas, tanto en el aspecto histórico como en el cultural. Ubicado en esta generalizada preocupación retrospectiva, se creo este libro, en donde el Doctor Ulises Casab Rueda aborda un personaje mítico y casi desconocido para las generaciones actuales: CADMO, el fenicio que introdujo el alfabeto en la Grecia insipiente.

 

Con la autoridad que le confiere y su profundo conocimiento en la materia, Casab Rueda nos expone en esta obra, vasta y cuidadosamente elaborada, la figura de tan ilustre personaje; relata su origen, los mitos y fábulas que lo involucraron; y concluye con una completa recopilación de lo que, en torno a él, se ha escrito hasta la fecha, por parte de los historiadores, filósofos y políticos.

 

Evaluado desde la perspectiva de la historia universal, CADMO se manifiesta como el personaje ancestral capaz de simbolizar al maestro universal.

 

Para desentrañar las razones de la trascendencia de CADMO es menester recordar que los fenicios lograron penetrar en la conciencia histórica europea antes que numerosos pueblos. Los historiadores griegos y romanos, que hicieron de ellos todo tipo de descripciones, y nos presentan a los fenicios -precisamente- como los inventores de la escritura y el tinte de la púrpura.

 

Su calidad de comerciantes hizo a los fenicios crear una escritura factible de ser aprendida por otros sin gran esfuerzo. En la actualidad se puede apreciar que el principal servicio que hizo a la humanidad, es haber transmitido a los griegos su alfabeto, el cual -en su transcripción latina- fue adoptado por los países europeos y se usa en aquellos que fueron culturalmente influidos por Europa .

 

El efecto inmediato consistía en promover el adelanto intelectual, de una manera nunca alcanzada hasta entonces. Lo cual contribuye a que se fincara una nueva base para el pensamiento, haciendo posible una comunicación más eficiente, y el tránsito de un régimen de vida primitivo, a otro más evolucionado.

La invención de la escritura significa sin duda, un punto culminante para el progreso. El acontecimiento es importante, porque ofrece la oportunidad de penetrar en el pensamiento mismo de nuestros ancestros culturales; por su trascendencia mayor radica en que el invento estaba destinado a revolucionar la transmisión de saber valiéndose de la escritura, el hombre ha podido inmortalizar su experiencia y heredarla a sus contemporáneos ya las generaciones por nacer. La escritura ha sido factor determinante, instrumento indispensable para elevar la historia por encima de las limitaciones de espacio y tiempo.

 

De esa manera, lenguaje, escritura e historia actúan estrechamente vinculados en el desarrollo de la cultura.

 

El lenguaje es la forma primaria de la comunicación. Los signos abreviados de los primitivos gestos humanos originaron la escritura, que vino a fijar la palabra.

 

Dominada la escritura, el cultivo científico de la historia enseñó a identificar con precisión los años. Se confeccionaron listas de gobernantes y se determinaron las eras. El agrupamiento ordenado de acontecimientos inauguró los anales.

 

La filosofía de la historia irrumpe cuando se pretende descubrir las leyes que explican el devenir de los acontecimientos. Cuando entre los hebreos aparece la primera historia nacional y en el cristianismo naciente que hace uso del conocimiento grecorromano, se están abriendo las perspectivas de la Historia Nacional y está surgiendo con todo su esplendor la Historia Universal.

 

La concepción de la historia como un modo de reconstrucción de los principales hechos del pasado, influyó progresivamente en todas las actividades, y fue ganando el campo de las ciencias y las artes, hasta llegar a explicar la cultura como un proceso; mas aún, al tomar contacto con la Filosofía, la historia se convirtió en toda una concepción del mundo y la vida.

 

El profundo significado de CADMO y su obra emana de la estrecha relación descrita entre lenguaje, escritura e historia.

 

Las primeras páginas de este libro aluden a la erección de una estatua en homenaje al ilustre maestro. El mármol nos lo habrá demostrado en actitud de enseñar el alfabeto. Justa es la hermosa alegoría, porque en tal actitud nos imaginamos a CADMO, porque ella nutrió su pensamiento y acción, y porque, además de orador, él fue un filósofo que transmitió su sabiduría a la manera de Sócrates, al aire libre y en las palestras, ante sus discípulos. Para nosotros, esa estatua representa lo que el personaje realmente fue: un filósofo, un maestro, un poeta que usó la palabra para persuadir, y, fundamentalmente, un hombre de acción, con un temperamento de apóstol y rasgos de profeta.

 

En la actualidad, el mundo vive una ápoca en que muchas de sus partes sufren una política egoísta e inmoral. Tales políticas son causa de desastre y serios perjuicios en algunas naciones. Hay, además, ideas muertas, cuya falsedad ha sido probada y que, no obstante, siguen ejerciendo gran afluencia en numerosas coincidencias. Por ello, la lucha que se libra por la justicia y el derecho no se dirigen en contra de los hombres, sino en contra de las ideas y los sistemas, contra las palabras que han venido a desvirtuar la escritura y el espíritu que CADMO nos legó .

 

Ante nosotros tenemos un personaje demiurgo del conocimiento y maestro por antonomasia, debemos rendirle reconocimiento porque, al hacerlo, mostramos nuestra aceptación por lo mejor que el hombre ha creado en su Universo, la cultura.

 

Tomado del Libro CADMO, escrito por el Doctor Ulises Casab Rueda, haremos una serie de artículos sobre el mítico personaje que lleva el nombre del libro.

 

En esta presentación, tenemos el prefacio, mismo que no deja de ser sumamente importante leer para entender perfectamente el contenido del libro.

 

Dicho prefacio, fue escrito por el Lic. José López Portillo (+) ex Presidente de Los Estados Unidos Mexicanos.