No hay certeza sobre el primer inmigrante libanés que llegó a México, sin embargo, la hipótesis más aceptada es que fue Boutros Raffoul, quien entró al país en 1878, entrando al país por el Puerto de Veracruz. Las autoridades permitían no pagar ciertos impuestos por el apoyo que, desde su llegada, dio a la gente más humilde. En 1888 su hermano Philippe llegó a nuestro país y se estableció en Monterrey lugar en el que abrió una tienda hasta 1916, año en el que falleció. Nunca se encontraron los hermanos Raffoul.
Posteriormente empezaron a llegar inmigrantes libaneses, entrando casi todos por el Puerto de Veracruz, aunque otros lo hicieron por Progreso, puerto correspondiente al Estado de Yucatán. Entre ellos venían muchos intelectuales y comerciantes que siempre le dieron a México lo mejor, ya que fue un país que siempre los recibió con los brazos.
Con el paso del tiempo la Colonia Libanesa fue tomando forma y fuerza a través de los inmigrantes y de sus hijos, y de ellos creció la importancia porque hubo grandes empresarios, artistas, deportistas, así como muy sobresalientes intelectuales, mismos que hasta la fecha han proliferado haciendo que perdure y crezca la importancia de los inmigrantes a través de sus descendientes.
La colectividad libanesa, en la actualidad, asciende a más de 500,000 personas, haciendo siempre aportaciones destacadas a nuestro país en los aspectos antes mencionados. Gobierno y sociedad en general, los reconoce como una de las inmigraciones más importantes que ha tenido nuestro México.