YO SOY LÍBANO (PARTE 13)

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LA HISTORIA DE LOS LIBANESES LA IDENTIDAD DE MI PUEBLO,

UN RICO MESTIZAJE

Del libro Yo Soy Líbano de

ANTONIO TRABULSE KAIM (+)

De las tribus árabes, de los clanes mirditas y persas, de los cruzados y de los últimos fenicios nuestra tierra no ha dejado sino libaneses. La inmensa mayoría de nuestro pueblo vive desde hace siglos en nuestra tierra. La variedad de las ascendencias primitivas se ha perdido y ya no es posible distinguir a un libanés de otro basándose en diferencias raciales. somos, pues, pura y simplemente libaneses. Pero, de todos modos, en la historia libanesa merecen especial mención los Fenicios, de quienes somos herederos y los árabes, que nos dieron su idioma y crearon un mundo original del cual formamos parte.

 Dr. Nagib Dahdah
(Embajador en México en 1964)

 

Me ubico en Asia, en el Cercano Oriente, al extremo oriental del Mar Mediterráneo, me llamo Líbano. Hace 50,000 años era un sitio con bestias, grutas y cuevas. Los humanos aparecieron durante la era cuaternaria, la quinta y última era geológica en la vida terrestre, llamada antropozoica que dura ya más de un millón de años y en el cual aparecieron animales y plantas, se formaron glaciares, se extinguieron los mamíferos gigantes, apareció el hombre y surgieron las culturas. Restos humanos en mi suelo, que pertenecieron al grupo Neanderthal, raza que toma su nombre por haber encontrado los restos de un esqueleto prototipo en un poblado que tiene ese nombre en un valle de la cuenca del Düssel, Alemania. Es una raza de 50,000 a 100,000 años. Su vida fue primitiva compartiendo su hábitat con los animales desaparecidos en la Edad de Piedra. No conocían el metal, pero fueron sagaces para elaborar herramientas y objetos de madera. Las mujeres hacían collares y aretes con huesos para adornarse y verse atractivas.

Al igual que en otras partes, el hombre prehistórico libanés fabricó armas para enfrentar a las bestias y obtener alimento. Produjo cuchillos, sierras y lanzas, restos de los cuales se encontraron en Adloun, Antelias, Nahr el Kalb, Nahr Ibrahim y Beirut. Se protegía de las inclemencias y de las fieras en los bosques y en las grutas, de las cuales desalojaba a los animales salvajes. Es posible que comieran médula porque en Nahr el Kalb, Jeita, Djauz, Nahr Ibrahim, Zahrañi, Hradjel, Antelias, y en la Ribera del Río Abu Ali, se han hallado huesos seccionados y huecos. Yo, Líbano, soy un país rico en sitios prehistóricos. En mi suelo aparecen restos de animales y ruinas, así como huellas humanas en subterráneos y cuevas.

Mi prehistoria es un misterio, pues de mis moradores, antes de los cananeos, poco se sabe. Se han encontrado vestigios del neolítico – 6000 años a de C. de que fue el primer pueblo que construyó casas individuales, con piedras y que dejó las grutas. El arqueólogo francés Maurice Dunand quien dirigió las excavaciones en Biblos, descubrió camadas superpuestas de varias culturas. La civilización urbana (3000 a 2500 a de C), encaja con la era cananea y empezó en Biblos. Los amoritas dejaron en ella sarcófagos y templos.

 

EL HOMBRE PREHISTÓRICO EN BIBLOS

Mi territorio posee un tesoro humano antiguo cuyos descendientes viven hoy en una nación moderna que tiene una extensión territorial de 10,452 kms cuadrados, enriquecidos por el espíritu de mi pueblo. Es paradójico que una minúscula superficie sea un verdadero museo de culturas antiguas, con una riqueza arqueológica tal, que los involucrados dicen: si excavas en Líbano…” encuentras” trabajos realizados en el Siglo XIX y XX, mostraron vestigios de una raza que hace más de 7000 años habitó Biblos, nombre derivado del griego y que significa papiro. Biblos, cuna del alfabeto fenicio, es una de las urbes continuamente habitadas más antiguas del mundo, junto con Damasco, la capital Siria y Arbil la ciudad iraquí donde se adoraban a Ishtar la diosa del amor, de la vida y de la fertilidad en la mitología mesopotámica. La fundación de Biblos se calcula por los legados del casi mítico historiador fenicio Sanconiatón, alrededor de 5000 años a de C. y que, según una creencia, la urbe fue construida por Crono, perteneciente a la dinastía inicial de Titanes, posteriormente deificado; otras versiones míticas, dicen que Biblos fue fundada por el dios ‘El’, el dios preponderante, el padre de la raza humana y de todas las criaturas, el similar del concepto dioses, y que sería como el paralelo del dios sumerio Anu. En el uso semítico, nuevamente ‘El’, era un dios que destacaba de ortos dioses, como EL DIOS; sería lo que en el pensamiento monoteísta es Dios.

Las excavaciones muestran sus inicios a fines del sexto milenio a de C. es la más antigua aglomeración urbana del mundo según el historiador anticuario Herenius, en su Histoire Phoenician, se erigió 5000 años a de C. Su nombre se lo dieron los griegos alrededor de 1200 a de C., pues los cananeos fenicios la llamaban Gubla, Gebal, o tierra de Canaán. Siglos después los árabes fundaron una aldea junto a los vestigios antiguos llamándola Jbail (pronunciar Shbail).

Se dice que hace 7000 años, en la época neolítica, hombres dedicados a la pesca establecieron una aldea a la orilla del mar. Hay huellas de cabañas unicelulares recubiertas por una capa de cal.  Los primitivos dejaron instrumentos elaborados en sílex que data de ese tiempo. La vida continuó en la era neolítica o edad del cobre (4000 a 3000 a de C.); su costumbre era enterrar a los muertos en ánforas con muebles funerarios, en las cuales se colocaba el cadáver en postura fetal. Los archivos conservan objetos ilustrativos, algunos de los cuales, por su valor descriptivo, nos dan idea de aquella época, como es el caso de los frascos en los que guardaban restos humanos, cuchillas rojizas y aceitunas deshuesadas. Doscientos frascos fueron hallados en Biblos. Las cuchillas indican que utilizaban armas hechas por ellos, útiles para cazar y destazar bestias. Los arqueólogos que hallaron las aceitunas, afirman que esa gente escogía tierras para el cultivo de la aceituna y de la vid, así como para sembrar trigo y cebada. Los tres elementos sirvieron para tal estudio. Es increíble que el gusto por la aceituna haya subsistido varios miles de años, permaneciendo hasta la fecha como parte vital en la dieta libanesa.

Hay rastros indicativos del gusto femenino, como anillos de plata, collares y pulseras. En el hombre vemos cabezas largas, forma que podría ser lograda utilizando vendas colocadas en la testa de manera muy apretada, ya que se pensaba que tal deformación era un signo de fuerza y valor. Un precedente del “le’ bedde”, el característico tocado libanés.