YO SOY LÍBANO (PARTE 18)

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LOS GRIEGOS
ANTONIO TRABULSE KAIM (+)

 

Yo, Líbano, en mi pequeño territorio de 10452 Kms cuadrados, soy un museo viviente, un mosaico de vestigios para historiadores, arqueólogos y etnólogos, así como para deleite y aprendizaje de mis visitantes. Es increíble la cantidad de huéspedes famosos que me han visitado a través de sus conquistas al paso de las centurias. Uno de ellos fue Alejandro Magno (356-232, a de C), hijo de Filipo II, nacido en Pella y educado por Aristóteles, filósofo y científico griego, cuyo pensamiento ha influido en la cultura occidental por 2000 años. Filipo II fue rey de Macedonia luego de someter a los griegos.

En Korinthos (Corinto), antigua ciudad del Peloponeso, en Grecia, se nombró a Alejandro generalísimo de los helenos, cuando derrocó por primera vez a los persas en el Río Gránico al noroeste de Turquía y en Issus, luego de lo cual el masedonio amenazó a mi territorio durante 210 días ya que mis hijos resistieron los embates de su ejército los siete meses en que Alejandro los asedió desde el islote de Tiro. La resistencia mermó por falta de agua, alimentos y armas y el militar construyó un dique que unió la isla con el continente, iniciando la transformación que lo convirtió en istmo.

Por su ansia conquistadora no quiso quedarse y decidió helenizarme, instruyendo a quienes quedaron en mi tierra y partió con su ejército en pos de nuevos dominios. Su error fue intentar fusionar a diversas razas en su imperio, ideando helenizar los dominios seléucidas, afirmando que toda la cultura surgió en occidente y que el coeficiente de inteligencia era mayor en Grecia que en Egipto, Fenicia, Asiria o Persia.

Conquistó Egipto y fundó Alejandría; marchó al oriente diezmando al ejército persa y llegó hasta el Río Indo. Uno de sus proyectos más ambiciosos fue en llevar su conquista pretendiendo llegar hasta Arabia, pero una fiebre infecciosa lo atacó en Babilonia, muriendo luego de reinar 12 años.

Mi pueblo, como los de Siria y Palestina, tuvo una inevitable reacción y el imperio se desmoronó. Estos conquistadores habían logrado una mutua penetración de la cultura helénica con las asiáticas, así como una original mezcla de razas. Hubo una reacción negativa por sus planes ya que muchas costumbres que adquirieron de otros pueblos resultaron más agradables que las occidentales, incluyendo las religiosas.

Las milenarias civilizaciones del Cercano Oriente como la fenicia no serán borradas por las conquistas; lo positivo fue amalgamar lo mejor de cada una con lo mejor de otras. No podemos negar lo afortunado de este encuentro, que dejó una nueva Europa y un renovado Cercano Oriente.

Templo de Júpiter en Baalbek

LOS ROMANOS

ANTONIO TRABULSE KAIM (+)

Las dominaciones, adicción de los señores de la guerra, transcurre, vienen y se van… ¡se desvanecen al igual que los siglos! Yo, Líbano, lo he comprobado. En cuanto un invasor sale de mi tierra, otras huestes llegan al asalto, a veces antes que los anteriores desaparezcan. Lo saben mis hijos libaneses, ya que, en la historia de sátrapas, imperialistas potencias coloniales y anexionistas, es de sobra conocida.

En el LXIV a de C, la tentación de poseerme recayó en Roma. Mi tierra ha sido invadida una y otra vez. Sus orígenes étnicos y religiosos influyeron en mi mestizaje en niveles distintos. A veces un invasor fue visto como un libertador que daba esperanzas de lograr mi soberanía. Pero los visitantes revelaban pronto su deseo de avasallarme. Y mis hijos siempre resistirán porque no está en su pensamiento el aceptar tutelas.

Los romanos llegaron con disposición por formar una colonia en la cual dejar un legado. Fundaron la Escuela de Derecho en Beirut, institución que ganó mucho prestigio. Jóvenes ricos llegaron del exterior a estudiar en una institución de alto nivel, siendo un atractivo que reflejó el resplandor de este imperio. En el Valle de Bekaa erigieron templos con gran carga histórica: Baalbek, el máximo ejemplo, es un tesoro de valor incalculable.

Baalbek nació en honor del dios arameo del relámpago Adad, protector de las aguas nutricias. Cuando Alejandro conquista Baalbek, lo llama Heliópolis, la Ciudad del Sol, nombre que adoptarían los romanos.

Aunque no hay muchos datos sobre sus inicios, su antigüedad se manifiesta en algunos tramos fenicios de mampostería. Los romanos le dieron un enorme esplendor y aún no todo ha sido descifrado sobre su edificación y deterioro. El Templo de Júpiter (S. II y III a de C.) conserva seis de sus hercúleas columnas, de las cuales el novelista galo Maurice Barrés, exclamó: si estas columnas llegaran a derrumbarse el mundo perdería parte de esplendor.

El templo romano mejor conservado en el mundo es el dedicado Baco en Baalbek, y es una obra maestra de la arquitectura romana. Otra venera a la diosa Venus tiene un patio pentagonal donde se representa una estrella o una concha, que quizá fue la insignia marina de la deidad.

Este imperio pudo pasar al olvido durante la pax romana. Pero llegó Zenobia, la soberana de Palmira cuyo ejército ocupó parte del Cercano Oriente y Egipto durante seis años. Aureliano emperador le arrebató sus dominios y lo sumió en la desolación. Aunque los romanos latinizaron el área, los locales guardaron su identidad y llevaron sus formas a Europa, donde hay vestigios arquitectónicos con el estilo del Cercano Oriente. Rima tomó la Península Itálica y toda la costa del Mar Mediterráneo que fue llamado Mare Nostrum, el Mar Nuestro, pues sus costas, bahías y puertos formaban parte del colosal imperio.

LOS BIZANTINOS
ANTONIO TRABUULSE KAIM(+)

 

Fui parte del Imperio Bizantino desde que los romanos tomaron Bizancio, llamada Constantinopla y finalmente Estambul al construirse el Imperio de Oriente; después de la fundación de esa urbe que comparten Europa y Asia, fue vital un centro político que resistiera las expresiones germanas, eslava y persa. Por ello nació un estado en base al Derecho Romano. La cultura griega y un encuentro religioso (nestorianismo, monofisismo) que provocó la separación de Roma 483-518.

El arte tuvo esplendor al fusionar elementos romanos, helénicos y orientales con fines religiosos, impulsando un estilo que desde Constantinopla influyó en las expresiones cristianas del mediterráneo y por consiguiente en las mías, por lo que en mi suelo hay vastas huellas de esa época. La teocracia creó sistemas de iconografía cristiana. La arquitectura bizantina enlazó a la romana y a la medieval; los estilos decorativos prevalecieron en Italia hasta el S. XI, sirviendo al arte musulmán en España y en le Cercano Oriente. Según especialistas, la gente rica de Bizancio tuvo predilección por viajar a mis costas desde el 364 a de C; llevando en ellas una vida de lujo, lujuria y derroche.

Los nómadas de los desiertos sirio y árabe eran llamados sarracenos, nombre que en occidente se dio a los musulmanes, rivales de los invasores cruzados que fueron al Cercano Oriente con el argumento de preservas la Tierra Santa para el cristianismo de Roma y financiados por los reyes europeos. Los romanos también llamaban sarracenas a las tribus árabes, que pelaban en los límites del imperio.

Las personas del Medio Oriente que iban a Europa, eran vistas como sarracenos y la gente les imponía nombres italianos por algún detalle que los caracterizara. Por ejemplo, si alguien se apoyaba en un bastón era el Signore Bastóni; si tenia una navaja le decían Signore Esapadi, al obeso le llamaban Signore Grasso y un rico era llamado Signore Dinari, seudónimos que, con deformaciones, se volvieron árabes.

En el S. VI después de C; los monjes trajeron de China una tela que dio nueva vida a la industria fenicia y deleitó a las damas europeas: la seda. Con gusanos y labor Manual en mis costas, los mercaderes la vendían a las mujeres europeas que la deseaban por su brillo y una textura que resaltaba sus formas. Dedicaron las ganancias para reconstruir Beirut, que había sido destruida por el desastroso terremoto del año 551.

Vivían de la caza terrestre, pues la flota sarracena saqueaba sus mares. Esto terminó cuando apareció el fuego griego, inventado en Baalbek por el sirio Calinicus, que tenía la característica infernal de prenderse en el agua, pero aparte de los mitos y leyendas era una temible arma que los químicos antiguos creían que contenía petróleo, sulfuro, nitrato, huesos molidos y orina; fue utilizado en la sangrienta batalla de Bizancio en el año 670. Después de ello, en mi territorio hubo paz, porque los bizantinos se beneficiaron con esta invención impresionante para esa época, la cual me permitió resistir otros ataques.