YO SOY LÍBANO (PARTE 27)

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UN HOMENAJE AL HÉROE DE EHDEN
JOUSSEPH BEY KARAM
ANTONIO TRABULSE KAIM (+)

 

Joussseph Karam nació en la Villa de Ehden, norte Líbano, el 5 de mayo de 1823, hijo de Saikh Boutros Karam, entonces gobernante de esa aldea y del distrito adyacente. Su madre se llamó Maryam y era hija del jeque Antonious Abi Khattar al Antoyri.

Comenzó su educación desde edad temprana y resultó ser buen estudiante. A los siete años hablaba arameo, árabe, francés e italiano. Recibió clases privadas de combate, equitación, esgrima y tiro al blanco y fue un maronita muy devoto. En1840, a los 17 años, luchó junto con su padre y hermano mayor en contra del ejército egipcio en las batallas de Hayrouna y Bazoun, mostrando sus habilidades militares y dotes de líder, con lo que su influencia en el área creció al grado de que, al fallecer su padre en 1846 fue nombrado gobernante. Su reputación como militar y político creció todavía más. Karam obtuvo admiración y reconocimiento en su distrito y se convirtió en una personalidad poderosa de la política libanesa, a quien incluso nombraron de Bey honorario, título de procedencia otomana con el cual se daba reconocimiento a un líder o guía. Su fama nunca lo alejó de la iglesia Maronita ni disminuyó su lealtad al Patriarcado de la misma. En 1858, cuando los granjeros del distrito del Kesrwan preparaban una rebelión contra los propietarios de tierras, el Patriarca Boulos Nasaad pidió a Karam restaurar la paz, Jousseph Bey intervino y evitó un conflicto sangriento.

Su vida nunca pudo ser pacífica. Turquía provocaba líos entre druzos y maronitas, haciendo que los primeros se sintieran amenazados por la presencia creciente de cristianos en su área tradicional. Sin la intervención turca ambas comunidades hubieran sacado diferencias, pero los otomanos sembraban una desconfianza que provocaba conflictos minúsculos, casi personales, hasta septiembre de 1859, cuando  estalló una contienda grave en Beit Mery, un pueblo con grupos religiosos diferentes. La situación se tornó delicada y Karam reunió a los ´lideres del área en la aldea de Baan, logrando un acuerdo como gobernante de trípoli, Abdel Hamid karami con el cual se mantendría a la religión sin choques sectarios. Pero en 1860 la violencia estalló de nuevo entre ambas comunidades; los monjes de algunas villas fueron masacrados. Karam formó un ejército de 500 hombres para proteger a los maronitas de Monte Líbano. El 2 de julio de 1860 fueron al patriarcado de Bkerke a ofrecer su protección. Karam sabía que el conflicto era nutrido por Hhorshid Basha, ministro de asuntos extranjeros, para justificar la presencia turca en Monte Líbano y debilitar los llamados que hacía por una patria soberana. Turquía presionó imponiendo mayores impuestas, con lo cual apretó la economía y creó una situación desesperada. Khorsid Basha vio en Karam una amenaza contra sus intereses y convenció a los embajadores europeos de que la presencia de Turquía en Monte Líbano era benéfica. Para Karam lo esencial era mantener la paz entre las facciones confesionales. El embajador francés le pidió detener su marcha hacia Bikfaya (del arameo Beit y Kifaya, la casa de piedra), villa ubicada en la región del Metn, la cual exigía vías de seguridad para los cristianos. Días después varias aldeas fueron atacadas por grupos druzos aislados y armados por los turcos, masacrando 10,000 cristianos. Khorshid ordenó a la marina turca bloquear el paso de alimentos y armas a las áreas cristianas. Pero Karam triunfó en Kesrwan donde la presencia cristiana se reafirmó.

Barcos franceses arribaron a Beirut con suministros para romper el bloqueo turco. Al retornar la calma, hubo oportunidad de que fuera redactada una nueva Constitución. Karam fue nombrado gobernador en el Kaimacam de Líbano el 17 de noviembre de 1860, restaurando el orden y renovando las instituciones para formar un gobierno honesto. Karam no aceptó extranjeros en su gobierno ni admitió tropas foráneas.

La nueva Constitución quedó concluida en junio de 1861, lo que permitió la nominación de un gobernador por un lapso de tres años. Pero fue un extranjero designado para el cargo y optaron que fuera un otomano de religión cristiana llamado Daud Basha. Esto enfureció tanto a druzos como cristianos, pues ambos luchaban por tener autonomía. Daud Basha fue un gobernados impopular que recibió la total oposición del pueblo, por lo que ofreció a Karam el puesto de Comandante de las fuerzas armadas, cargo que este rehusó insistiendo en la autonomía. Daud Basha, furioso, publicó un edicto exiliando a Karam, y se estableció en Turquía de 1861 a 1864, con la consigna de que mientras él permaneciera fuera de Líbano el pueblo tendría un mejor trato.

En 1864, Daud Basha renovó su cargo por un lapso de cinco años y Karam retornó a Zgharta, donde fue recibido como héroe nacional. El pueblo lo apoyó en sus siguientes de pretensiones:

  1. Fin de toda injerencia extranjera en Líbano.
  2. Fin del Mutasarrafiya (zona administrativa en Monte Líbano).
  3. Termina los impuestos y los tributos altos.
  4. Pidió abolir el encarcelamiento sin acusación ni juicio.
  5. Exigió la salida de las tropas turcas estacionadas en Monte Líbano.

Como respuesta, la presencia de tropas turcas se incrementó y una nueva Constitución fue introducida por Daud Basha, so pretexto de que los libaneses eran incapaces de mantener la paz. El patriarca maronita imploró aceptar los pedimentos de Youssef Karam para liberar a los presos políticos detenidos sin acusación. El gobierno de Daúd Bashá rechazó tales súplicas y la situación pasó a una confrontación mayor. Hubo muchas batallas, como la de Maameltain en enero de 1866. Karam asistía a una misa en la iglesia de Doumit, cuando tropas de Turquía lo atacaron. Ayudado por aldeanos de los pueblos vecinos, las derrotó y escribió a los gobiernos europeos explicando la situación reclamando que defendieran los derechos de su pueblo para gobernarse a si mismos. Daoud Basha decidió aniquilar a Karam y asestar el golpe final al nacionalismo que había logrado propagar, instruyendo a su comandante militar, Amin Basha, para tener una reunión con Karam con la presencia del arzobispo maronita Karim Sasadah y en ella exigirle lealtad. La reunión fue el domingo 28 de enero de 1866 y Karam solo aceptaría la demanda si revisaba su pliego petitorio. Mientras se reunían, Turquía avanzó a sus tropas y la reunión abortó al darse una violenta batalla. 800 libaneses derrotaron a miles de turcos, victoria que le condujo a otra victoria que los condujo a otras más. Karam nunca perdió con los otomanos. Luego machó a la casa del gobernador lo expulsó e instaló un gobierno nacional. Miles de personas se le unieron y Daúd Bshá huyó a Beirut donde se reunió con varios embajadores europeos a los que pidió su apoyo.

Estos dijeron a Karam que se opondrían a todo gobierno que él formara. Incluso el embajador galo le señaló a Youssef Beik Karam a nombre de Napoleón III, que debería salir de Líbano si quería que se le brindara a mi pueblo garantías de seguridad y se impulsaran las demandas nacionales.  Obviamente Karam rehusó, pues dejaría el bienestar de la gente en riesgo total. Fue presionado una y otra vez y finalmente el jueves 31 de enero de 1867 dejó el país e bordo de un barco francés que lo llevó a Argelia. Recorrió capitales europeas para explicar la agonía libanesa y enfatizó su deseo de vivir en un estado libre, para el cual pidió cinco millones de francos. Como garantía del pago ofreció que se hipotecaran las propiedades de muchos libaneses motivando a los franceses en invertir en minas de carbón y en una red ferroviaria. El 7 de abril de 1889 Karam murió de un ataque cardíaco en Razinia, Napoles, Italia. Sus últimas palabras fueron: Dios…Líbano. Fue enterrado en un templo privado con esta leyenda: “En este lugar descasa Jousseph Boutros Karam, príncipe de Líbano¨.

Como corolario a las hazañas de Jousseph Karam, recordaremos la emotiva ceremonia que se realizó al cumplirse el centenario de su muerte en el auditorio de la UNESCO, el Beirut, bajo el patrocinio del presidente Emile Lahoud, a quien representó el jefe del Parlamento Lic. Nabih Berri. Después de ser interpretado el Himno Nacional el primer ministro Salim El Hoss recordó a hombres famosos de Líbano como el propio Jousseph Karam, así como el escritor Gibrán Kahlil Gibrán y de los presidentes Slaimén Frangieh y René Mouawad. Dijo, que entre otras cosas, lo siguiente:

“Jousseph Karam fue símbolo de la dignidad nacional su nombre surgió en una fase delicada de la historia de Líbano y estuvo en el centro de los acontecimientos durante varios años bajo el mandato del gobernador de la zona Daoud Bacha, con el cual se mantuvo en conflicto por sus convicciones nacionalistas¨.

En la segunda mitad del siglo XIX antes del estallido de 1860, Jousseph Karam asumió responsabilidades políticas y administrativas, destacándose por su firmeza, por su convicción para hacer justicia y un alto espíritu confesional sobre las discrepancias comunitarias y religiosas.

Su acción se caracterizó por una marcada inclinación democrática tomando el partido de los campesinos contra los feudales. La gente se entregó a su persona y a su causa porque supo establecer relaciones cordiales con los musulmanes de Norte Líbano.

Sin embargo, chocó con las tres instituciones que tenía entonces gran influencia: Daoud Bacha, el Patriarca maronita Boulos Massad y el Nuncio apostólico, quienes fueron respaldados por la autoridad otomana. Por ello fue perseguido y pasó una parte de su vida en exilio, lejos de su patria, de su familia y de la tierra que amaba. Él sufría al escuchar las observaciones que emitían en esa época algunos diplomáticos franceses:

“EL hombre del Cercano Oriente no tiene más patria que la religión a la cual pertenece¨

Jousseph Bey Karam pregonaba que cristianos, musulmanes y druzos pueden vivir en perfecto acuerdo, que son capaces de cohabitar en la misma nación, y sujetarse a la misma ley. “Acreditó que sus compatriotas enseñaban a sus niños la lengua materna, el árabe, para que Líbano no fuera una Babel de idiomas. Pero si una patria de libertad, democracia y orgullo”.

En el Centro Libanés de México, durante la celebración de la Independencia de Líbano, quien fuera presidente del Consejo Directivo de la institución, el Lic. José Anuar Kuri Phéres, recordó que Jousseph Bey Karam repetía en forma tajante al ser mencionada la multiplicidad confesional “que Líbano es único e indivisible”.

Fue un libanés íntegro. En septiembre de 1889, su cuerpo fue llevado a Ehden, y enterrado en la Iglesia de San Jorge. En septiembre de 1932 se erigió una estatua suya, sus ideales inspirando a las nuevas generaciones en la lucha por un Líbano soberano. Él dijo convencido:

Yo me sacrifico porque Líbano para que Líbano pueda vivir:

¿Cuántos responsables de la actual política libanesa harían algo similar?. Mmmmm