YO SOY LÍBANO

IMG_9395 (1)

Del libro del mismo nombre de

ANTONIO TRABULSE KAIM (+)

 

MI NOMBRE ES LÍBANO

El origen etimológico del vocablo Líbano, se asocia con la palabra Labán, de raíces semíticas. LBN son letras son letras que forman una palabra existente en leguas semitas y que significa blanco . Líbano fue designado como blanco por la casi perenne estadía de nieve en la cima de mis montañas. Pero si yo, Líbano no era una montaña, entonces no debería el blanco. Mi nombre Líbano, describe un fenómeno natural, usualmente ligado al lugar y que eclipsa todas las otras hipótesis.

Soy un pequeño gran país, milenario y reciente. Me llamo Líbano o El Líbano , recordando que, en la antigüedad, el nombre surge de un monte nominado así, Monte Líbano. Oficialmente soy Al Yyumhurilla al Lubnaniya (la República libanesa). Sobre el origen del vocablo Líbano hay varias hipótesis. Eruditos en textos inmemoriales afirman que significa incienso, opinión cercana a las que le dan el sentido de montaña de los perfumes, quizá por la fragancia del fruto del árbol luaban o loubna, y quizá por el aroma del cedro, abundante en mi área norte, sobre todo cerca de Besharre, pueblo natal de Gibrán Kahlil Gibrán, así como de los paradisíacos espacios de Barouk, en la región serrana del Chouf.

Otros relacionan mi nombre con el dios arameo Hanún, que con las palabras provenientes de Aram, en el Norte sirio, leb hamún, coronan etimológicamente las voces cariño y corazón. Pero la mayoría de los historiadores, y me adhiero a ellos, certifican que mi nombre se origina en el término semítico Laban (blanco), inspirado en la cima blanca de mis montes, por la nieve que perdura durante seis meses. Yabal Lubnan, Montaña Blan ca. Al yogurt se le llama láben, labne o lábane, precisamente por su albura.

No hay duda de que la palabra aludia, antes de la era cristiana, a una cadena montañosa, o sea al Monte Líbano, hoy es el nombre de una nación y, en ella, de una gobernación: Monte Líbano. Es una palabra que vemos consignada en vetustas leyendas sumerias y asirio-babilónicas, como la Epopeya de Gilgamesh, primer poema épico de la historia, escrito en Sumeria de manera anónima y con caracteres cuneiformes, en doce tablas de arcilla elaboradas en el 2000 aC, cuyo tema aborda la jornada del semidiós Gilgamesh en su viaje hasta los bosques de monte Líbano. Fue un soberano babilonio que reinó en Uruk, conocida en la Biblia como Erech, un asentamiento en el área sureña de Mesopotamia. Hay vestigios de una cultura que se expandió por el Cercano Oriente y que inició el cambio urbano al construirse ciudades, ya no asentamientos, para las comunidades más numerosas. A este lapso se le llamó “período de Al Obeyd”. En la actualidad, Erech es la ciudad iraquí de Warka, una de las más antiguas del mundo, de cuyo nombre se deriva el vocablo Irak. La obra fue editada en castellano por Eukene Lacarra Lanz, Doctora en Filosofía y Letras en la Universidad de California y Catedrática de Literatura Medieval Española de la Universidad del País Vasco, en su primera edición, en 2008. Una inscripción cuneiforme del rey asirio Shamshi Adad I (1749-1717 aC), de la III dinastía, señala: Establecí mi nombre y mi obelisco en las tierras de Líbano, frente al gran mar. En tablillas arcillosas halladas en Ugarit, al noroeste de Siria y en jeroglíficos egipcios, se menciona mi nombre. El faraón Snefru o Senefru, fundador de la IV dinastía egipcia (2650 aC),

El vocablo Líbano data del II milenio a.C.; contemporáneo al de Canaan y más antiguo que el de Egipto. Fenicia, Siria, Palestina, Mesopotamia y Anatolia (la actual Asia Menor, península en la asiática de Turquía), casi todos de origen foráneo, griegos o helenizados. El historiador Jawad Boulos, explica así tal perennidad: con el vocablo Líbano se designa a una entidad montañosa; es el único nombre que sobrevive a los milenios y perdura, pues los de Canaan, Fenicia, Aram, Judea, Babilonia, Asiria, Mesopotamia y otros, se disiparon al paso de los siglos.

Un dato interesante es que el vocablo semítico Laban (blanco), es aplicado en países de Europa como Albania, que también significa Monte Blanco; y, en un sitio mexicano, si movemos dos letras:

“Al-ban” por “la-ban”, curiosa y casualmente veremos también en Oaxaca. México, en las maravillosas zonas arqueológicas de Monte Albán, que aparece de nuevo el elemento monte albo, monte blanco.

Textos antiguos mencionan mis cedros, como sucede en la Biblia. En el Libro de los Jueces se menciona mis pueblos diciendo: cananeos, sidonios e hititas vivían en el Monte Líbano, desde la montaña de Baal, Hermon,  la entrada de Hamat (jueces, 3, 3).

Moisés dijo a Dios: Deja que vea la tierra fértil, situada más allá del Jordán, la buena montaña de Líbano (Deuteronomio 3, 25).

Te asentabas en el Monte Líbano y anidabas en Los Cedros…(Jeremías 22, 23).

Florece el justo como la palmera y crece como un cedro del Monte Líbano (Salmos 92, 13)

Cual cedro me elevé en el Monte Líbano y como ciprés en el Monte Hermon (Eclesiastés 24, 13)

Citando de nuevo al notable escritor e historiador libanés Antoine Khoury Harb que el comentar la etimología del nombre LÍBANO afirma que se trata de una palabra que tiene sus raíces en las antiguas lenguas semíticas, con una constante lingüística a través de la historia. Ha sido mencionado como:

LA-AB-NA-NA, por los babilonios.

LA-BA-NA-AN, LU-BA-NU y  LI-BA-MIN  en los textos de Ebla, (antigua ciudad situada al Norte de Siria).

LA-AB-A-AN, LAB-NA-A-NI, II por los asirios.

LA-AB-NA-UN por los caldeos.

LA-AB-LA-NA y NIB-LA-NI en los textos hititas.

RMNN y R(A)B(A)R(A)N(A) en los viejos textos faraónicos egipcios.

LBNN, por los fenicios y LIBANON por los hebreos.

LIBANOS y LIBANUS por los griegos y romanos.

Y por los árabes fue adoptado el término LUBNAN.

 

ALGO SOBRE MÍ

 

Nada más pintoresco que la manera que tienen de erigir sus casas

Los montañeses del Líbano

Agrupadas unas con otras en los declives

que forman las montañas en sus gargantas y en sus cimas.

 

Alphonse de Lamartine, Voyage en Oriente, 1835

 

Me ubico en el extremo oriental del Mar Mediterráneo, en Asia, entre Europa y África. Tengo más de 6000 años de historia y una extensión territorial de 10,452 kilómetros cuadrados que me hacen ser un país-museo al contar con un número ilimitado de vestigios que nos hablan de grandes culturas. Limito al Norte y al Este con Siria, al Oeste con el Mar Mediterráneo y al Sur con la eterna y milenaria Palestina, territorio en el cual se proclamó el Estado de Israel el 15 de mayo de 1948.

 

MI POBLACIÓN

Se calcula en cuatro millones de habitantes cifra cercana a la realidad por lo lejano al último censo contando que hay un 9% de refugiados palestinos y una 4% de armenios. Los millones de emigrados y sus descendientes se extienden a lo largo y ancho de los cinco continentes, destacando América y África Occidental, especialmente Canadá y Brasil, más Australia en Oceanía.

 

(Continuará)